El interés por la calidad de vida ha existido desde tiempos inmemorables. Sin embargo, la aparición del concepto como tal y la preocupación por la evaluación sistemática y científica del mismo son relativamente recientes. La idea comienza a popularizarse en la década de los 60 hasta convertirse hoy en día en un concepto utilizado en ámbitos muy diversos, como son la salud, la educación, la economía o la discapacidad.
A partir de la década de los 80 se adoptó también el concepto en el mundo de la discapacidad intelectual. En la medida en que la satisfacción con la vida se consideró muy ligada a las posibilidades de tomar decisiones y elegir, se abrieron oportunidades a las personas con discapacidad para expresar y llevar a cabo sus gustos, deseos, metas, aspiraciones y, sobre todo, a tener mayor participación en las decisiones que les afectan.
La calidad de vida puede ser definida como la combinación de las condiciones de vida y la satisfacción personal ponderadas por la escala de valores, aspiraciones y expectativas personales (Felce y Perry, 1995).
Una adecuada gestión y desarrollo del ocio y el tiempo libre de las personas con síndrome de Down puede ser uno de los factores más influyentes a la hora de valorar y disfrutar de lo que denominamos una adecuada “calidad de vida”.
El modelo de calidad de vida de Schalock y Verdugo (2002) nos va a servir como guía para entender la importancia de un adecuado desarrollo del ocio y el tiempo libre de las personas con síndrome de Down. En este modelo, los autores proponen un concepto compuesto por diferentes dimensiones e indicadores centrales de una vida de calidad.
A continuación pasamos a analizar las dimensiones en las que podemos encontrar una mayor influencia del ocio:
Bienestar físico: La realización de actividades deportivas, lúdicas o en la naturaleza son un importante factor de protección de nuestra salud
Bienestar emocional: La posibilidad de elegir, planificar y desarrollar actividades de ocio placenteras, ya sea de manera individual o en grupo, favorecen de manera significativa nuestro estado de ánimo y un estado emocional saludable
Relaciones interpersonales: El ocio es uno de los mejores escenarios que propician la relación y el conocimiento de otras personas
Inclusión Social: El desarrollo de actividades de ocio en entornos comunitarios es un claro ejemplo de participación en la comunidad
Desarrollo personal: Un ocio en el que se potencia la autodeterminación y la libre elección, es un componente muy importante de enriquecimiento y desarrollo personal
Autodeterminación: En el ocio encontramos un escenario idóneo para la puesta en marcha de los diferentes componentes que configuran la autodeterminación. Metas, valores, elecciones y autonomía son alguno de los aspectos que desarrollamos en la práctica de actividades de ocio
Podemos concluir asegurando que un ocio que cumple criterios de calidad, favorece de manera significativa la calidad de vida de las personas que lo desarrollan.