Emilio Ruiz Rodríguez

Sumario

  1. Pasos fundamentales del entrenamiento
  2. Programación
  3. Objetivos
  4. Evaluación

 1. Pasos fundamentales del entrenamiento

Siguiendo el esquema general, los pasos fundamentales que se han de seguir en el entrenamiento de las habilidades sociales de personas con síndrome de Down (basado en el Programa de Habilidades Sociales, de Miguel Ángel Verdugo), han de ser:

A. Instrucción verbal y discusión

A1. Información conceptual

  • Delimitación y especificación de la habilidad
  • Importancia y relevancia de la habilidad
  • Aplicación de la habilidad

A.2. Instrucción directa
A.3. Diálogo

B. Modelado

  • El modelo hará exactamente la conducta que desea que aprendan
  • Realizarla despacio
  • Repetirla varias veces
  • Con diferentes modelos (padres, profesores, compañeros)

C. Práctica

C.1. Representación de papeles. (Role-playing)
C.2. Práctica real (en diferentes lugares, y en el momento adecuado: generalización

D. Retroalimentación (Feedback)

  • Informar del desarrollo de la conducta

E. Refuerzo

  • Reforzar lo positivo
  • Posteriormente, repasar lo mejorable

F. Diálogo - Discusión

G. Tareas para casa

  • Practicar en el entorno real ordinario la conducta entrenada

Tras seleccionar la conducta concreta que se quiere practicar (por ejemplo: saludar, despedirse, llamar por teléfono o comprar en una tienda), se informa al grupo de alumnos con los que se está trabajando de las características de la habilidad, su importancia y su aplicación práctica en la vida real. Se explica en qué consiste y cómo se debe realizar, y se entabla un diálogo con ellos para aclarar su utilidad y presentar ejemplos concretos de situaciones en que se puede aplicar o circunstancias en que ellos la han utilizado ya. La experiencia práctica nos dice que en este primer bloque de instrucción verbal y discusión, el grado de participación de los niños y jóvenes con síndrome de Down es escaso, aunque con la práctica mejora progresivamente.

Más tarde, se hace la conducta en su presencia, para que puedan observarla; la realizan primero los adultos solos o junto con algún alumno. Posteriormente, se lleva a cabo la práctica de la conducta de los alumnos, en forma de representación de papeles, simulando su realización (hacemos como que compramos) y en la realidad (realizando compras reales). Se informa del desarrollo de la conducta, reforzando lo que se ha hecho bien y corrigiendo y animando para mejorar lo que se ha hecho mal. Como al principio, se dedica un tiempo a dialogar y discutir sobre el desarrollo de la conducta con todo el grupo.

Es fundamental el último punto, de realización de tareas prácticas en casa, pues si la conducta no se aplica en las situaciones cotidianas, no tiene sentido que sea entrenada (¿para qué quieren saber comprar si en su día a día nunca realizan compras?). Además, el entrenamiento en habilidades sociales en el hogar tiene un efecto indirecto de concienciación de la familia y de aliento para que les dejen practicar en casa conductas que, en muchos casos, no se habían planteado que pudieran hacer.

2. Programación

2.1. Metodología

La metodología de este programa se basa principalmente en las propuestas de la Modificación de Conducta (Análisis Conductual Aplicado) y en la Teoría del Aprendizaje Social. Se utilizan materiales e ideas de diferentes programas de entrenamiento, especialmente del Programa de Habilidades Sociales (PHS) de Miguel Ángel Verdugo, aunque adaptándolo a la población objeto de entrenamiento.

La selección de objetivos se ha realizado en función de su relevancia para adquirir las habilidades sociales necesarias para una integración social lo más satisfactoria posible, e incluso con perspectivas de una posible integración laboral en entornos ordinarios. Por ello se consideran prioritarios dos aspectos formativos: por un lado, las habilidades de interacción social propiamente dichas, necesarias para sus relaciones interpersonales y por otro, las habilidades de autonomía y habilidades instrumentales precisas para el desenvolvimiento en entornos sociales normalizados. En el primer bloque se incluyen, por ejemplo, las normas de cortesía básica -saludos, despedidas, "por favor", "gracias"-, las felicitaciones, las críticas o la participación en actos sociales y recreativos y en sesiones de grupo. En el segundo, los desplazamientos (a pie o en autobús), la seguridad vial, la utilización del teléfono, las compras (con atención especial al manejo de dinero) o la cumplimentación de impresos.

Aunque el programa de entrenamiento en habilidades sociales se realiza en pequeño grupo, puede ser muy útil llevar a cabo de forma simultánea un entrenamiento individualizado en colaboración con la familia, para fomentar el desarrollo de la autonomía personal, por ejemplo en hábitos de autonomía básica (comida, aseo, vestido, responsabilidades en el hogar) o en los desplazamientos en el entorno del domicilio, tanto a pie como en medios de transporte público.

Respecto a la edad de aplicación, el entrenamiento en habilidades sociales se realiza a lo largo de toda la vida y desde el momento en que el niño comienza a relacionarse con un adulto, es decir, desde que nace. La sonrisa que la madre le dedica a su bebé con síndrome de Down es una habilidad social que está modelando en él, además de una manifestación de su amor, imprescindible para su adecuado desarrollo emocional. Consciente o inconscientemente los padres están educando las habilidades sociales de su hijo cada vez que interaccionan con él. El programa de entrenamiento grupal que se presenta se puede aplicar desde edades tempranas, con niños desde 4 ó 5 años, aunque haciendo una selección distinta de las habilidades objeto de intervención, por ejemplo, incidiendo en las de cortesía básica y con una metodología más lúdica, utilizando juegos, canciones o cuentos.

Las características básicas del método de trabajo serán las siguientes:

  • Trabajo en grupo. Las habilidades sociales, por definición, han de ser trabajadas en grupo, por lo que el programa se desarrolla en pequeños grupos, con un número de componentes entre 5 y 10 personas.
  • Entrenamiento individualizado. Aunque el trabajo se realiza en grupo se atenderá a las características, necesidades e intereses personales de cada uno de los alumnos. Se procurará, por otro lado, siempre que sea posible, que realicen la conducta por sí solos, sin ayuda, o con la menor ayuda posible.
  • Secuenciación de objetivos, con una distribución progresiva en orden a su dificultad y procurando consolidar cada uno de ellos antes de pasar al siguiente.
  • Observaciones directas, cuantificación y medida de las respuestas. Análisis objetivo. Conductas observables, replicables y cuantificables.
  • Evaluaciones repetidas. Establecimiento de una línea-base en cada una de las conductas, comprobando el nivel previo, antes del entrenamiento. Valoración de los diferentes niveles alcanzados a lo largo del proceso.
  • Utilización de los procedimientos, las técnicas y los principios del modelo conductual: reforzamiento, modelado, discriminación, generalización y control de estímulos.
  • Especial atención prestada al mantenimiento y generalización de las conductas: práctica en la calle, utilización de situaciones de la vida diaria y actividades para casa.
  • Entrenamiento de las conductas de forma combinada en el aula y en el exterior. Constante referencia a la comunidad o entorno social y al mundo del trabajo.
  • Implicación de los padres en el proceso de entrenamiento. Se considera imprescindible la colaboración de los padres y su participación activa en el programa. Para ello es conveniente realizar reuniones informativas y de coordinación con ellos.
  • Reflexión individual y a nivel de grupo-clase sobre la propia conducta. Además de ser útil como método de autocontrol y para la generalización de la habilidad, es un ejercicio práctico de memoria.

En todo caso, se trata de un programa práctico, que intenta servirse de la acción real o simulada el mayor tiempo posible. En algunos aspectos (dinero, lectura y escritura, guía telefónica) precisarán de un apoyo teórico y aplicado adicional.

2.2. Distribución de una sesión

El horario diario se ha de distribuir entre sesiones “de laboratorio” en la clase y sesiones en el exterior, en la calle, en contacto directo con el ambiente social del entorno. Una distribución útil puede ser, en sesiones de 2 horas de duración, una hora de ensayos de conducta en situación simulada y otra hora de práctica de conducta en la calle, en situaciones reales.

La representación de papeles se ha de complementar con una reflexión constante sobre la conducta, tanto previa como posterior a la actuación, en forma de crítica constructiva, individual y en grupo. La actividad en situaciones reales procurará llevarse a cabo, siempre que sea posible, con personas desconocidas o en establecimientos públicos. Por supuesto, el horario ha de ser flexible y adaptarse a las características del grupo y a las circunstancias del entorno.

3. Objetivos

  • Además del conjunto de objetivos concretos que se van a relacionar más abajo, se trabajarán de forma constante los siguientes aspectos de carácter formativo general, esenciales para su adecuada interacción en situaciones sociales y laborales:
  • Capacidad para percibir y comprender el punto de vista de los demás. Se trata de buscar la superación del egocentrismo, tan común entre estos chicos y chicas, teniendo en cuenta a las otras personas.
  • Aceptación adecuada de las críticas, como medio de mejora personal, pues partiendo de la opinión de otros, y de la reflexión sobre ella, se puede llegar a una autocrítica constructiva y realista.
  • Comportamiento democrático en situaciones de grupo, mostrando un espíritu colaborador y participativo.
  • Habilidad para pedir la información que precise o solicitar ayuda, cuando se encuentre en una situación imprevista o desconocida.
  • Participación en sesiones de grupo-clase, siguiendo las normas básicas de interacción: pedir la palabra, escuchar atenta y activamente sin interrumpir, respetar los turnos de intervención, saber esperar, etc.
  • Percepción de las interacciones sociales desde diferentes perspectivas. La representación de papeles se utilizará para que perciban las situaciones de relación interpersonal desde los distintos puntos de vista de cada uno de los actores (por ejemplo, el que pide prestado y el que presta, el que hace una crítica y el que la recibe, el que compra y el vendedor).
  • Se prestará especial atención a los saludos y despedidas en todas las situaciones y a la utilización de "por favor" y de "gracias" cuando se solicita algo (normas de cortesía básica). 
  • Autopercepción y percepción en los demás de los elementos fundamentales del lenguaje corporal: distancia interpersonal adecuada (ni muy alejada ni muy cercana), postura correcta (espalda derecha), mirada dirigida hacia la cara, sonrisa. Éste es un aspecto en el que tienen importantes dificultades las personas con síndrome de Down y que ha de ser trabajado de forma constante e intensiva.

Se tratará, en fin, de formar la adecuada asertividad de los alumnos de forma que hagan valer sus derechos sin molestar a los demás.

En cuanto a los objetivos concretos, se ha hecho una selección en base a la clasificación de M. A. Verdugo, con algunas modificaciones, abarcando 6 Objetivos Generales. Se busca principalmente incidir sobre aspectos lo más prácticos y funcionales posibles, que les sean útiles de forma inmediata en su desenvolvimiento cotidiano, y en el futuro, en un posible puesto de trabajo. Por supuesto, esta selección es arbitraria, y se puede ampliar o reducir los objetivos seleccionados, en función de las características del grupo de alumnos con los que se esté trabajando.

3.1. Objetivo 1: Comunicación verbal y no verbal

  • Muestra conductas verbales y no verbales de "escucha activa" a su interlocutor.
  • En el transcurso de conversaciones, identifica emociones y sentimientos de las otras personas en base a su expresión verbal y no verbal.
  • Dice sus datos personales: nombre y apellidos, dirección, teléfono, edad, fecha de nacimiento...
  • Hace peticiones y/o ruegos a otras personas. Comunica sus propios deseos, opiniones, intenciones, emociones, sentimientos.
  • Rechaza peticiones poco razonables que le hacen otras personas. Pide a otras personas que cambien su conducta en un momento determinado.

3.2. Objetivo 2: Interacción social

  • Saluda de forma adecuada a distintas personas de su entorno social. Se despide correctamente.
  • Se presenta y presenta a sus acompañantes en las situaciones adecuadas.
  • En situaciones apropiadas, hace elogios y cumplidos a otras personas, y responde a los elogios y cumplidos que le hacen otras personas.
  • Cuando ha cometido un fallo (error), acepta su responsabilidad y pide disculpas adecuadamente en los casos en que ha de hacerlo.
  • Responde de modo apropiado a las críticas que le hacen. Expresa críticas en los momentos oportunos a la conducta de otras personas.
  • Muestra la conducta adecuada ante las personas que le insultan y ofenden.
  • Llega puntual a las citas, clases y reuniones que previamente ha fijado con otras personas.

3.3. Objetivo 3: Habilidades sociales instrumentales

  • Utiliza el teléfono público. Utiliza la guía telefónica y los Servicios de Información para buscar y solicitar números de teléfono. Deja mensajes en un contestador automático. Maneja el teléfono móvil para enviar y recibir mensajes y recados, orales y escritos.
  • Hace recados y sencillas compras en tiendas próximas, en autoservicios y en distintos establecimientos comerciales.
  • Estando en la calle, solicita la información que necesita. Memoriza la explicación que le dan (Una dirección; ¿dónde hay una cabina telefónica, una parada de autobús, un supermercado?; ¿por dónde se va a ...?).
  • Rellena impresos con sus datos personales y familiares.
  • Escribe una carta solicitando algo que necesita o agradeciendo algo que ha recibido.

3.4. Objetivo 4: Participación en actos sociales y recreativos

  • Felicita, da la enhorabuena/da el pésame,... en las situaciones apropiadas.
  • Va al cine, teatro u otro acto público o de ocio con amigos y amigas de su misma edad.
  • Se comporta correctamente cuando asiste a fiestas de cumpleaños, bodas, bautizos, etc.
  • Asiste y participa activamente en las celebraciones y acontecimientos escolares y familiares.

3.5. Objetivo 5: Utilización de servicios de la comunidad

  • Identifica distintos tipos de tiendas y establecimientos comerciales y nombra lo que se vende en cada uno de ellos: supermercado, pescadería, carnicería, revistas y periódicos, ferretería, etc.
  • Coge el autobús. Identifica las señales indicativas de la parada y discrimina las señales de la línea de autobús que habitualmente utiliza. Espera al autobús. Sube. Utiliza el bonobús o el dinero para pagar el viaje. Muestra la conducta adecuada durante el trayecto.
  • Envía tarjetas postales y cartas poniendo el nombre y dirección del destinatario y remitente. Utiliza los Servicios de Correos para enviarlas.
  • Cuando se desplaza en grupo utiliza adecuadamente la acera y cruza la calle por pasos de peatones señalizados (con semáforo y cebra), siguiendo los consejos de circulación vial.

3.6. Objetivo 6: Desarrollo del sentido cívico

  • Comparte y presta sus objetos personales.
  • Se comporta democráticamente en grupo.
  • Respeta las propiedades de los demás.
  • Utiliza las papeleras en calles, parques y locales públicos.
  • Muestra conductas de cortesía y buena educación en distintas situaciones.

4. Evaluación

La evaluación nos ha de permitir comprobar el grado de consecución de cada uno de los objetivos por parte de cada alumno. Además de la observación en clase y en las situaciones reales, es fundamental contar con un sistema de registro de conductas que nos proporcione datos observables y cuantificables. Sin embargo, es difícil en el ámbito de las habilidades sociales disponer de tal sistema de registro, ya que la complejidad de dichas habilidades hace dificultosa su valoración objetiva.

Algunos autores se han basado en sistemas en los que se recoge por escrito la descripción de la conducta y se valora el nivel de dominio por parte del alumno Síndrome de Down, con grados que abarcan la conducta sin ayuda, con ayuda gestual, con ayuda verbal o con ayuda física, entendiendo cada tipo de ayuda como un grado más de apoyo. No obstante, es complicado recoger una conducta por muy sencilla que sea, únicamente con ese sistema. Pensemos en la conducta “saludar” y comprobaremos que contiene tantos elementos verbales (expresión utilizada: ¡hola!; ¡buenos días!; ¿qué tal?; ¿cómo estás?; etc.), no verbales (sonrisa, distancia interpersonal, postura corporal, tono de voz, etc.) y contextuales (momento, lugar, hora del día, personas presentes, etc.) que puede ser realizada de docenas de formas distintas y a pesar de todo estar siempre bien (o mal).

Por eso, para dar mayor objetividad a las observaciones, en algunos casos se han llegado a utilizar sistemas mecánicos de registro, como cámaras de vídeo o aparatos de grabación de voz, para poder recoger las conductas y posteriormente valorarlas detenidamente. En nuestro caso, recomendaríamos que, sin llegar a ese nivel de sofisticación, se registre en una hoja elaborada al efecto, la conducta realizada por cada alumno y se especifiquen de forma cualitativa los aspectos verbales y no verbales que han de ser mejorados, para incidir en ellos en el futuro. Si se hacen registros por parte de más de un observador, se obtienen resultados de contraste muy útiles. Por eso, es recomendable que las sesiones de grupo sean impartidas al menos por 2 personas, para que una de ellas se encargue de realizar los registros.

La recopilación de información sobre la aplicación de la conducta a otras situaciones, obtenida de diferentes fuentes (padres, familiares, otros profesionales, vecinos, etc.), a través de entrevistas o cuestionarios, nos permitirá valorar su generalización a contextos reales. Sea cual sea el sistema utilizado, es fundamental para comprobar los avances y poder establecer propuestas concretas de mejora, que se realice un registro sistemático de las conductas entrenadas, como base para la evaluación del grado de consecución de los objetivos. 

El proceso de evaluación ha de recoger también, de forma complementaria, la evaluación del propio programa de entrenamiento, incluyendo todos los apartados anteriormente mencionados: objetivos planteados, secuenciación, metodología utilizada, distribución de las sesiones, estilos docentes o sistemas de evaluación empleados.