Conclusión
En el pasado, la deficiencia mental era el único rasgo que caracterizaba a las personas con síndrome de Down, las hacía dependientes de otras personas y las mantenía en los márgenes de la sociedad. Desde entonces, los esfuerzos tremendos realizados por las familias, los maestros y por las mismas personas con síndrome de Down han conseguido que la integración social sea mucho más alcanzable. Los niños con síndrome de Down tienen necesidades sanitarias específicas que deben ser especificadas para ayudarles en sus problemas concretos de audición, comunicación y respiración. Los papeles de los especialistas ORL, audiólogos, pediatras, obstetras, genetistas, médicos generales logopedas y profesores especializados consisten en prevenir, buscar y tratar estos problemas. Este manejo multidisciplinar requiere que cada miembro del equipo conozca bien los trastornos ORL propios del síndrome de Down. Estas personas ahora viven hasta edades mucho más avanzadas que en el pasado y la mayoría de ellas ansía alcanzar su potencial máximo. Esto se puede conseguir mejorando su calidad de vida y aumentando su autonomía e integración social, y en parte eso se obtiene mediante el tratamiento adecuado de sus problemas ORL.
No es posible actualmente hacer un diagnóstico pre-concepción para reducir la aparición del síndrome de Down; por eso el esfuerzo actual va dirigido al diagnóstico prenatal. Aunque no podemos curar a los niños de su anomalía cromosómica, podemos aliviar muchos de sus problemas ORL si los diagnosticamos tempranamente. Las recomendaciones que damos en esta revisión ayudarán, esperamos, a los profesionales sanitarios a determinar un plan-guía para el manejo de los trastornos del niño con síndrome de Down en su práctica diaria.
El presente trabajo ha sido traducido para su publicación en Canal Down21 con la autorización de Wetsminster Publications. El trabajo original ENT and Speech Disorders in Children with Down Syndrome: an Overview of Pathophysiology, Clinical Features, Treatments, and Current Management fue publicado en Clinical Pediatrics 43(9): 783- 791, 2004.