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Atención durante la infancia

Continuar con los programas educativos y controlar el desarrollo psicomotor

Durante esta etapa van a ir apareciendo numerosos retos. Se inicia la socialización. Los niños irán aprendiendo nuevas habilidades y adquiriendo cada vez mayor autonomía. Para ello, es necesario que el niño se encuentre en un estado óptimo de salud, sin ningún problema que pueda entorpecer su desarrollo y le ponga las cosas más difíciles.

Alimentación y estilo de vida

La infancia es una etapa clave en la adquisición de buenos hábitos alimenticios y un estilo de vida saludable.

  • Alimentación

Es importante instaurar una alimentación sana, variada y equilibrada. Para ello recomendamos:

  • Introducir la alimentación dentro de los programas de formación. Los chicos van a ser capaces de aprender los diferentes tipos de alimentos y cuáles son los que tienen que limitar para prevenir la obesidad.
  • Responsabilizar a los chicos del cuidado de su alimentación. Es necesario que sean ellos mismos los que se impliquen en el control de la dieta y que la familia les ayude.
  • Establecer una dieta con menor contenido calórico que para otro niño de su misma edad y talla.
  • Favorecer el consumo de alimentos ricos en fibra, verduras, frutas y legumbres. La leche, el pescado y la carne también son imprescindibles.
  • Evitar los azúcares refinados, los alimentos industriales, los fritos, las grasas animales y las bebidas azucaradas.
  • No utilizar la comida como premio.
  • No comer entre horas.
  • Evitar el ayuno.

Otro aspecto importante, referente a la alimentación, es ir favoreciendo la autonomía.

El biberón debe abandonarse hacia los 18 meses. Durante el segundo año de vida deben comenzar a utilizar la cuchara y el vaso. Después, aprenderán a utilizar el tenedor, el cuchillo, y todo el resto de utensilios necesarios. Le recomendamos consulte: Comer solos

  • Estilo de vida

Favoreceremos el desarrollo de diferentes actividades teniendo en cuenta las preferencias y las cualidades de cada niño.

- Las actividades de ocio para el tiempo libre son importantes porque ayudan a superar dificultades, previenen trastornos de comportamiento, hace que lleven una vida más activa y sobre todo porque les hace disfrutar enormemente. Así, la pintura, la música, la cerámica, etc, son actividades a las que se han incorporado con éxito.

- Fomentar el ejercicio físico: deporte en grupo, natación, senderismo, etc. Las actividades deportivas deben comenzar pronto y mantenerse con regularidad.

Cuidados de higiene personal

- Educar para el control de esfínteres.
- Ducha o baño diario. 
- Especial cuidado en la boca, los ojos y las manos.

Todo ello sin olvidarnos de favorecer la autonomía desde los primeros años.

Odontoestomatología

Durante la infancia recomendaremos la limpieza de los dientes al menos 2 veces al día. Comenzarán las visitas regulares al dentista cada 6 meses para:
- Profilaxis dentaria (limpieza, sellado y flúor).
- Corrección de posibles anomalías mediante ortodoncia

Crecimiento

Será importante valorar durante toda la infancia el crecimiento, contrastándolo en las tablas de crecimiento para niños con síndrome de Down. Existen tablas de crecimiento elaboradas por el Centro Médico de la Fundación Catalana Síndrome de Down, a partir de los datos obtenidos en la población española. Estas tablas están publicadas en la revista SD: Revista Médica Internacional sobre el Síndrome de Down (3: 9-11, 1998 y 4: 9-12, 1998), y en el capítulo 9 del libro Síndrome de Down: hacia un futuro mejor. Guía para Padres, del Prof. S. M. Pueschel (Masson, S.A. y Fundación Síndrome de Down de Cantabria, 2002).

Cualquier desviación en el crecimiento obliga a realizar un estudio para determinar la causa. Entre las posibles causas se encuentra la enfermedad celíaca que consiste en una alteración de base inmunológica, por la cual aparece intolerancia al gluten que es una proteína específica de la harina. Se observa en un 5-10% de niños y adolescentes. Su diagnóstico requiere hacer una serie de pruebas: determinación de anticuerpos antigliadina, antiendomisio y antitransglutaminasa a los 2-3 años, que debe realizarse a todos los niños con SD hacia los 3 años.

Obesidad

La prevalencia de obesidad en las personas con síndrome de Down es más alta que en la población general, lo cual es un motivo de gran preocupación. La obesidad, además de ser perjudicial para la salud, influye negativamente en la forma en que nos ven los demás. La tendencia a la obesidad se produce en estos niños desde los 2-3 años y se acentúa en la etapa de la adolescencia. Aunque la etiología es multifactorial, los factores más implicados son:

- La disminución del índice metabólico en reposo.
- La disminución de la actividad física y el sedentarismo.
- La presencia de hipotiroidismo.

La finalidad del tratamiento es la obtención de un peso adecuado para la talla y la edad, manteniendo el peso dentro de los límites normales, al mismo tiempo que se permite un crecimiento y desarrollo normal físico y emocional. Los tres pilares básicos en que se basa el tratamiento de la obesidad son los mismos que en el resto de los niños.

  • Restricción calórica

- Cuando la obesidad es leve o el niño de corta edad puede ser suficiente una simple modificación de la alimentación habitual. En los niños menores de 1 año las dietas hipocalóricas están contraindicadas.

- Cuando decidimos pautar una dieta para perder peso debemos tener en cuenta que la reducción calórica debe ser menos acusada que en las dietas de los adultos. La dieta restrictiva deberá ser equilibrada en cuanto a la proporción de principios inmediatos.
- Resulta muy útil: la dieta semáforo.

  • Ejercicio físico

- Actividad física rutinaria: ir andando al colegio, no usar ascensores, participar en juegos, etc.
- Actividad física programada: al menos 3 días a la semana durante 30 minutos.

  • Apoyo psicológico

-Mantener un elevado grado de comprensión, simpatía y palabras de aliento. 
-Realizar controles de peso frecuentes sobre todo al principio.
-Marcar objetivos alcanzables. 
-Mejorar la autoestima: informar y alabar siempre los progresos.

Visión

Los problemas oculares siguen siendo frecuentes durante toda la infancia por lo que habrá que continuar visitando al oftalmólogo. Los más frecuentes son los siguientes:

- Errores de refracción (70%): miopía, hipermetropía y astigmatismo. Requieren el uso de gafas.
Consulte Visión y audición
- Estrabismo (35%).
- Nistagmus (5-15%).
- Blefaroconjuntivitis de repetición (30%).

Función tiroidea

El hipotiroidismo es otro de los problemas frecuentes que pueden presentar los niños con SD. Si no se realiza un control periódico anual de la función tiroidea, podría quedar sin diagnosticarse ya que los síntomas de hipotiroidismo pueden confundirse con algunas de las características del síndrome de Down (obesidad, disminución del crecimiento, estreñimiento, alteración del comportamiento, lentitud psicomotora, etc.). Las consecuencias de ello serían enormemente negativas para el desarrollo psicomotor y el crecimiento del niño. Es por tanto imprescindible determinar anualmente las hormonas tiroideas.

Aparato locomotor

La inestabilidad atlanto-axoidea se caracteriza por un aumento en la movilidad de la articulación entre la primera y segunda vértebra cervical. Para descartar este problema se sigue recomendando la realización de una radiografía del cuello en posición neutra, en flexión y en extensión de la cabeza, hacia la edad de 3 - 5 años. Sin embargo, más importante que la exploración radiológica es estar alerta ante la aparición de los primeros signos de compresión de la médula espinal. Para ello, en cada revisión, es conveniente realizar una exploración neurológica detallada.

Trastornos del sueño

La apnea obstructiva del sueño tiene lugar cuando se interrumpe el flujo de aire inspiratorio desde las vías respiratorias superiores a los pulmones, generalmente durante diez segundos o más y durante la interrupción del flujo de aire persiste el trabajo respiratorio.

Los síntomas ante los que hay que sospechar una apnea obstructiva del sueño son: ronquidos y pausas respiratorias, posturas extrañas para dormir, tos crónica nocturna, cefalea, cambios en la conducta, retraso de crecimiento y otros. Cuando se sospeche este problema, se deben realizar estudios de sueño y si es necesario realizar tratamiento, que en muchos casos pasa por la adenoamigdalectomía.

Trastornos convulsivos

Hasta un 8% de niños con síndrome de Down tienen algún tipo de crisis convulsiva. En los bebés de 5 a 10 meses de edad se ha observado un tipo especial de acceso llamado espasmos infantiles o síndrome de West. En la actualidad la terapéutica farmacológica es muy eficaz. Para más información, consúltese Salud y Biomedicina: Epilepsia

Problemas de conducta durante la infancia

Clásicamente se ha creído que los chicos con síndrome de Down eran más manejables, amistosos, encantadores y con poco riesgo de tener problemas de conducta. Actualmente, se sabe que los niños con SD presentan con frecuencia trastornos de la conducta y de ansiedad. Estos problemas se deben detectar pronto y tratarse de forma adecuada.

Además de estos trastornos, existen dos entidades que están despertando actualmente gran interés: el trastorno de hiperactividad con déficit de atención y el trastorno tipo autista.

El trastorno de hiperactividad con déficit de atención se da en las personas con SD con más frecuencia que en la población general (10%). Debe ser reconocido para poder tratarlo en caso necesario pues responde bien a fármacos estimulantes como el metilfenidato. Los síntomas que caracterizan este síndrome son: dificultad par concentrarse, poca tolerancia ante la frustración, nivel de actividad alto e inestabilidad emocional. Son niños irritables, en general difíciles de tratar por los padres y profesores.

Otro trastorno más serio, el trastorno de espectro autista, también es más frecuente que en la población general. Alrededor del 5-10% de los niños con SD tiene asociado un trastorno de tipo autista. Su diagnóstico es imprescindible para poder adoptar las medidas terapéuticas necesarias. Debemos sospecharlo cuando aparecen rutinas repetitivas y dificultad para aceptar cambios en las rutinas, respuestas sensoriales peculiares e inconstantes, repulsa a la comida, escasa comunicación o poco expresiva, conductas desafiantes y destructivas, conducta autolesiva, regresión en el desarrollo y trastornos en la relación social con poco contacto visual. Antes de valorar este diagnóstico es necesario descartar otros problemas médicos.