Problemas que aparecen con más frecuencia
Llanto excesivo. Este es un motivo frecuente de alarma en las madres. Suelen pensar que el niño se queda con hambre. Sin embargo, el llanto que se calma al poner el chupete no siempre indica hambre. El niño puede llorar para expresar otras necesidades como sueño, frío, cansancio, etc. En caso de duda se debe consultar con el pediatra. Si se trata de cólicos del lactante, aconsejamos a la madre que coja al niño en cuanto llore porque ésta es la única forma de disminuir su llanto. Los cólicos son igual de frecuentes en los niños que toman el pecho que en los alimentados con lactancia artificial y, si se les ofrece ayuda de biberón, posiblemente se acabe con la lactancia materna y el niño continúe con los cólicos.
Grietas en el pezón. La postura incorrecta del niño al mamar es la principal causa de grietas en el pezón. Por esta razón, cuando aparece dolor con la toma, se debe observar al niño mientras mama y corregir la postura. Las pezoneras no son recomendables porque dificultan el vaciamiento de la mama e interfieren con el aprendizaje de la succión.
Mastitis. La mastitis se produce también por un mal vaciamiento de las mamas debido a deficiencias en la técnica de amamantamiento. La aparición de la mastitis no es motivo para suspender la lactancia materna. Con un tratamiento antibiótico correcto y el vaciado completo de las mamas, se puede continuar con éxito la lactancia.
Escasa ganancia de peso. Cuando un niño alimentado al pecho no gana peso, debe ser valorado adecuadamente por el pediatra para descarta problemas médicos. Las causas más frecuentes de que el niño no gane peso están en relación con errores en la técnica: postura incorrecta, tomas rígidas de 10 minutos cada 3 horas, uso de pezoneras, etc. Una vez descartados los problemas técnicos, otro de los problemas frecuentes va a ser la fatiga y el cansancio materno.