La vigilancia de la glucemia
En la actualidad, el control de la diabetes se realiza mediante la determinación de la glucosa en sangre: la glucemia. Esta determinación, que habitualmente es realizada por el propio paciente o por sus familiares, es absolutamente necesaria en todo tratamiento intensivo con insulina. Para ello existen sistemas muy sencillos de utilización a base de las llamadas “tiras reactivas” y “aparatos reflectantes”.
En la tira reactiva se deposita una gota de sangre obtenida por punción con microaguja en la parte lateral de la punta de un dedo. La tira reflectante se introduce en el aparato reflectante que mide la glucemia. El médico establecerá el tipo de aparato a emplear y cuándo y con qué frecuencia ha de hacerse la prueba, de acuerdo con el programa educativo que inicialmente establezcan. Habrá de tenerse en cuenta que el niño no desarrolle temores ante la idea del pinchazo, que haya que hacerlo a veces cuando el niño no esté en casa sino en la escuela y serán los cuidadores en la escuela quienes lo hagan. Si el diabético es adulto, deberá establecerse quién ha de vigilar o estar al tanto de su realización. Todo esto debe quedar muy claramente concretado en el plan de acción.
La monitorización de la glucemia es el mejor modo de que disponemos para saber si hay que cambiar la medicación (tipo de hipoglucemiante o dosis), la dieta o el ejercicio. A veces, el médico pide no sólo la glucemia sino la llamada Hemoglobina A1c (Hgb1c). Esta prueba tiene la ventaja de proporcionar una visión de cómo se ha mantenido la glucemia durante un período más prolongado de tiempo. Si el valor de 7 o inferior, se considera que hay un buen control de la glucosa sanguínea.
La hipoglucemia
Después de saber muy bien en qué momento y cuánta medicación se ha de administrar, el punto siguiente en importancia es que su hijo comprenda lo que significa y siente al “tener una reacción” por causa de la hipoglucemia: porque los niveles de glucemia bajan por debajo de la cifra normal. Cuando el nivel de glucosa baja, las células se ven desprovistas de la energía necesaria para su funcionamiento, y el organismo reacciona emitiendo unas señales de aviso: la reacción. Es tremendamente importante que se sepan cuáles son los signos de esta reacción porque quienes no conocen a su hijo pueden pensar que estos signos se deben al síndrome de Down, no a la hipoglucemia. La hipoglucemia puede aparecer cuando se deja pasar la hora de la comida, o cuando se ha realizado más ejercicio del programado sin que se haya ajustado la dieta o la medicación, o cuando la dosis de medicamento (de insulina o de hipoglucemiante oral) ha sido excesiva. Los signos de hipoglucemia son:
Inicialmente:
» Sensación de hambre
» Dorlor de cabeza
» Sudoración fría
» Cambio de carácter o de estado de ánimo
» Temblores
» Dolor abdominal
Si continúa sin ser corregida:
» Dificultad para pensar o hablar
» Comportamientos extraños visión borrosa
» Adormecimiento y somnolencia
v Mareos, vértigo
Si la hipoglucemia es muy pronunciada, puede llevar a:
» Alteración de la conciencia
» Convulsiones
» Coma
Por desgracia, algunas personas no se dan cuenta de que hay un problema hasta que la situación se hace peligrosa para el niño. Hay que enseñarle lo que hay que hacer cuando sienta estas reacciones. Si ha de recurrir a la ayuda de otras personas, enséñele a usar las palabras correctas para conseguir la atención inmediata y la ayuda necesaria. No basta con decir “Me siento mal”, tendrá que decir “Soy diabético, me siento mal, midan mi glucosa” (si es lo adecuado).
Por mucho que sepan, no siempre estará rodeado de familiares o educadores que conocen su diabetes. Puede estar en otros ambientes, de ahí la importancia de que lleve siempre tarjetas de identificación que pueda utilizar con gran facilidad y sencillez para mostrarlas tan pronto las necesite sin tener que buscar demasiado.
Los signos de hipoglucemia a veces pueden ser poco marcados y no llamar suficientemente la atención. Esto se debe a que muchos de estos signos son dependientes del funcionamiento del sistema nervioso vegetativo, y dado que éste puede ser hipofuncionante en el síndrome de Down, la expresión de los síntomas puede ser muy pobre. Habrá que hacer un esfuerzo por analizar bien cuáles son los más destacables en un niño determinado, y comunicarlos a los cuidadores y profesores.
La hiperglucemia
Es importante también que su hijo comprenda qué se siente cuando los niveles de glucemia son altos: hiperglucemia. La hiperglucemia aparece por muchas razones:
» Comer demasiado (o alimentos con mucho azúcar)
» Tener actividad inferior a la normal (dejar un día de dar el paseo habitual)
» No tomar la medicación prescrita
» Estar enfermo
» Sentir un estrés emocional (rabia, preocupación, temor, frustración, confusión en relación con los cambios de actividades rutinarias de cada día)
Los síntomas de hiperglucemia son los mismos que se vieron al comenzar la diabetes:
» Aumento de la sed
» Pérdida de peso no explicable
» Hambre constante e incremento de la ingesta
» Mayor cansancio
» Borrosidad de la visión
» Frecuentes ganas de orinar
» Mala cicatrización de algún corte o infección
» Cambios en la conducta
» Irritabilidad
» Pérdidas de habilidades
Si su hijo presenta hiperglucemia, puede tardarse algún tiempo en saber por qué. Si está relacionada con la medicación, el ejercicio o la comida, habrá que hacer reajustes. Si se trata de una situación frustrante o estresante, deberá indicarle cómo afrontarla y enseñarle a relajarse. Deberá consultar con el equipo terapéutico para analizar entre todos el caso y encontrar causa y la solución más conveniente.
Si su hijo tiene diabetes tipo 1 y se pone enfermo, desarrollará probablemente hiperglucemia. Será más importante si tiene fiebre o vómitos, pero puede suceder con cualquier enfermedad, incluidos los catarros o un mal dolor de cabeza. Es importante que se le siga dando la medicación de la diabetes (insulina o pastilla), incluso si está vomitando, o tiene diarrea, o no come. Habrá de programarse con el equipo terapéutico lo que significa “el plan de un día enfermo”, para tenerlo controlado cuando llegue, y darlo a conocer en la escuela, en casa o en el trabajo. En esas situaciones puede ser necesario controlar con más frecuencia la glucemia, y reajustar debidamente las dosis de insulina. En cualquier caso, todo cambio en la dosis deberá ser previamente consultado con el médico.