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 ¿Cuáles son las causas de los cánceres y de sus variaciones?

Como se comprenden mal los mecanismos carcinológicos de la trisomía 21, se han propuesto hipótesis variadas. Se ha señalado, de manera confusa, la intervención de varios factores; algunos pueden favorecer la iniciación del cáncer, mientras que otros pueden reducir su producción al favorecer la diferenciación celular o la muerte celular.

De modo esquemático, al igual que para las personas que no tienen trisomía 21, se puede considerar dos órdenes de factores: los factores externos u exógenos que favorecen (por ejemplo, el alcohol, el tabaco y los tóxicos químicos) o protegen (por ejemplo, las vitaminas) contra la carcinogénesis, y los factores constitucionales o genéticos propios del individuo. Los dos grupos de factores son muy interdependientes porque el impacto de un agente externo es tanto más marcado cuanto más vulnerable a ese agente sea el sujeto, de modo constitucional.

Los factores exógenos pueden tener un papel preponderante en la carcinogénesis, por ejemplo para los carcinomas de la piel (papel de las radiaciones solares), los carcinomas orofaríngeos y bronquiales (papel del tabaco y del alcohol), los carcinomas cervico-uterinos (papel del comportamiento sexual). Los carcinomas son raros, y algunos muy raros, en los adultos con síndrome de Down. De hecho, estas personas viven a menudo en un ambiente protegido en relación con numerosos factores carcinógenos: no fuman o lo hacen poco, beben poco o muy poco alcohol, tiene una vida sexual menos activa y no están sometidas a los tóxicos profesionales como lo sería una muestra de personas en la población general. En cambio, es posible que el impacto de ciertos factores sea más fuerte. Schapiro (1994) considera que en le síndrome de Down, el organismos es menos apto para compensar agresiones externas del ambiente.

Los factores constitucionales son más evidentes para los cánceres del niño pero también posiblemente para los del adulto.

1. Así la fragilidad en el ADN y las anomalías de los mecanismos de reparación, observadas en los linfocitos de las personas con síndrome de Down, en presencia de agentes químicos y de radiaciones, han sido puestas en relación con el exceso de leucemias (Bartholomei-Santos y De Lucca, 1997)

2. Paralelamente, el sistema inmunitario, es decir de defensa del organismo frente a los agentes externos infecciosos, es deficitario en la trisomía 21, y se achaca a estos déficit el exceso de infecciones y de enfermedades autoinmunes en la trisomía 21 (Rogers y Coleman, 1992). Se considera a esta déficit de carácter moderado, pero podría explicar en parte el exceso de linfomas de la trisomía 21, siendo los linfomas los cánceres que de forma regularse encuentran en exceso en las deficiencias inmunitarias congénitas o adquiridas (Penn, 1994).

3. Las perturbaciones de los fenómenos de crecimiento y de diferenciación celular son el resultado de desequilibrios bioquímicos debidos al exceso de genes que se encuentran en el cromosoma 21 extra. Estos desequilibrios pueden perturbar complejos mecanismos celulares. Algunos de estos genes son oncogenes o genes del cáncer que juegan su papel en la transformación cancerosa. Existen tres oncogenes en el cromosoma 21: ETS2, ERG y RUNX1 (Savasan y col., 1997). El gen RUNX1 por ejemplo podría estar implicado en el exceso de leucemias de las personas con síndrome de Down así como en las de la población general. Un factor de diferenciación nerviosa, la proteína S100? podría, por el contrario, al ejercer una acción de maduración celular, impedir el desarrollo de tumores nerviosos intra y extracraneales (Satgé y col., 1998b). Además, parece muy verosímil que el cromosoma 21 contenga genes supresores de cánceres contra los tumores epiteliales (Yamamoto y col., 1999). Recientemente, el factor de transcripción Sim2, cuyo gen se encuentra en el cromosoma 21, ha sido implicado en la génesis de ciertos tumores sólidos (De Young et al., 2003).

4. Ciertas características fisiológicas del síndrome de Down pueden constituir un factor de riesgo. Así, el exceso de hormonas hipofisarias FSH y LH, actuando sobre los ovarios y los testículos, pueden favorecer los tumores germinales testiculares (Satgé y col., 1997). Como los hemos recordado anteriormente, la ausencia de embarazo es un factor de riesgo para el cáncer de mama (Hill y col., 1997). Una malformación, la criptorquidia o testículo que no ha descendido a la bolsa escrotal, aumenta el riesgo de cáncer de testículo. Afortunadamente, las otras malformaciones, especialmente las cardíacas y digestivas más frecuentes en el síndrome de Down, no favorecen la aparición de cánceres.

5. La fórmula cariotípica podría también jugar un papel. Se ha sugerido que las leucemias serían un poco más frecuentes para las personas con un cariotipo raro de tipo mosaico, traslocación, isocromosoma (Shen y col., 1995). Esto sigue siendo debatible y no ha sido confirmado por un estudio reciente (Traub y col., 1999).